Feliz Día de San Jorge

Una vez más por razones obvias (el caso es que he perdido la fe, y ya no creo que la inspiración esté en la calle – para mi por lo menos) he estado pensando en lo que llamamos la literatura. Como todos sabemos desde el auge de los medios modernos la palabra impresa ha entrado en una pequeña crisis, poco gente se compra libros, y aún menos gente lee. Yo conozco mucha gente que no ha leído más que 5 libros en la vida, otros que no leen más que los anuncios de los supermercados o las páginas de deportes en el periódico del domingo, y muchos más que están orgullosos de llenar la estantería en casa con chorradas en vez de unos buenos libros, para no hablar de los “envases” de libros que se venden – por lo menos lo último es INDIGNANTE, no es lo mismo tener una copia de los Girasoles en la pared que un “envase” del Señor de los Anillos y del Quijote (que es un coñazo, pero como buenos españoles cada uno debería tener una copia, igual que una copia de la Biblia, que es un libro sorprendentemente entretenido).

La verdad es que yo no creo que los nuevos medios de comunicación sean el causante de la crisis de la literatura; como mucho son una amenaza para periódicos y revistas; ya que el tiempo y las ofertas de empleo también los podemos mirar en Internet, pero poca gente se sentará en el ordenador para cepillarse las 900 páginas de Guerra y Paz, encima no me veo con el ordenador o el portátil en la cama o en el parque. Lo único que se dispute el conjunto de Internet, televisión, Play, Wii & Co. con la literatura es el tiempo libre de la gente, y eso no es poco, ya que cada vez hay menos de este apreciado bien. Por eso quiero hacerles un homenaje a mis fieles amigos los libros, porque nunca me han defraudado y creo que les hace falta algo de apoyo en estos días oscuros.

Desde que aprendí a leer he pasado gran parte de mi tiempo libre con los libros, mi primer libro favorito fue Los 4 Mosqueteros de Alexandre Dumas. Después de este hubo un montón de libros favoritos, y cada uno de ellos hasta ahora lo relaciono con un tiempo de mi vida. Si hiciera una lista seguramente sería muy mainstream, porque la contendría todos los libros del Señor de los Anillos (que en el fondo es un libro repartido por 3 y algunos dicen 4), la saga de Harry Potter (lo mismo en 7 libros), mucha literatura que se llegó a llamar “literatura pop” con autores como Nick Hornby e Irvine Welsh, que tratan de los temas que nos mueven a todos, o por lo menos a todos los que me gusta tener cerca: el p… amor, la música, las amistades y el fútbol, luego la historia de Herr Lehmann en Bremen y en Berlín, algún ruso (y me hace parecer mucho más culta decir esto, no?), Armistead Maupins maravillosa serie de libros sobre la vida en San Francisco, Zeruya Shalevs trilogía sobre el p… amor y el doloroso desamor, Hermann Hesse, y de él ante todo Demian y muchos muchos más...

Y por qué significan tanto para mi, por qué los quiero tanto, por qué diría “libros!” si tendría que elegir entre literatura y música? Hay discos y películas que han dejado una huella importante en lo que soy YO, pero nada me impresiona tanto como un buen libro, sobre todo porque me da la posibilidad de tener mis propias imágenes, de perderme en una historia mucho más interesante que la mía, y a veces tan aburrida como la mía, depende. Y cuándo es un buen libro? Cuando leo las últimas páginas especialmente lentamente, porque no quiero que termine, y me deja un vacío cuando por fin lo cierro. Cuando tengo un día malo en el trabajo, y me salva de la locura pensar en lo que me espera en la mesa del salón. Cuando estoy completamente absorbida por una historia e intento convencer a mis amigos que tienen que leer ESTE LIBRO MARAVILLOS – que normalmente no tengo suerte con esto, pero bueno, como con todo lo importante es intentarlo...

Para esta primavera os recomiendo un libro que llevo recomendando mucho tiempo, sé que algunos ya lo habéis leído, otros solo esperan el momento perfecto para empezar… Es literatura ligera, sí, pero también tiene alguna frase trascendental. Nick Hornby – High Fidelity (Alta Fidelidad). Fue mi libro preferido a los 19 años.