Que el entrenador esta acabado, que nunca ha conseguido nada, que debería haber dimitido cuando perdió el ultimo campeonato, que es mayor para el cargo, que chochea, que no lleva a los mejores jugadores, que la afición no le quiere, que se montan manifestaciones espontáneas para que se vaya, que le gritan cada vez que sale a la calle, incluso dicen que los suyos no confían en él, por no hablar de los que se manifiestan en Internet y mas concretamente en Facebook en su contra. Aparte están los mismos de siempre, los de la barra de bar que dicen que si es ludópata e incluso los que dicen que es alcohólico.
Que el presidente está acabado, que nunca ha conseguido nada, que debería haber dimitido cuando perdió las ultimas elecciones, que es mayor para el cargo, que chochea, que no lleva en las listas a los mejores candidatos, que los militantes no le quieren, que se montan manifestaciones espontáneas para que se vaya, que le gritan cada vez que sale a la calle, incluso dicen que los suyos no confían en él, por no hablar de los que se manifiestan en Internet y mas concretamente en Facebook en su contra. Aparte están los mismos de siempre, los de la barra de bar que dicen que no tiene carisma y que incluso es feo.
Pongamos que el entrenador es Luis Aragonés antes de comenzar la Eurocopa y el segundo – el presidente – es Mariano Rajoy.
¿Conseguirá Mariano emular a Luis?
En tres años lo veremos, aunque está claro: Es difícil ser el entrenador del Real Madrid o del FC Barcelona durante 8 años seguidos y no ganar ningún titulo.
¿Pasara lo mismo en la política?
miércoles, 16 de julio de 2008
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