Álvaro Uribe (Presidente de Colombia), ha contraído una extraña “enfermedad”. Dicha “enfermedad” parece nueva pero en realidad es muy antigua y muchísima gente en su misma situación la ha contraído durante toda la historia.
No estoy hablando de la archifamosa Gripe A o Gripe H1N1 que también Álvaro Uribe la ha contraído sino la extraña “enfermedad” (por cierto, muy extendida en America durante el Siglo XX) de querer modificar la Constitución para continuar mas años en su cargo de Presidente.
El primero que realizo ese cambio en el siglo XX! fue Hugo Chávez (Presidente de Venezuela), lo que produjo que muchos medios de comunicación de todo el mundo (supuestamente imparciales) le denominaran dictador, antidemocrático y decenas de adjetivos calificativos similares.
Luego lo intento Manuel Zelaya (Presidente de Honduras) al que esos medios de comunicación de todo el mundo (supuestamente imparciales) también denominaron dictador, antidemocrático y decenas de calificativos similares y un adjetivo mas que los que le dijeron a Hugo Chávez; que parece que incluso era un adjetivo mas fuerte:: le llamaron “Chavista”; Por cierto, a este señor el Ejército de su país le ha hecho este año un Golpe de Estado y los mismos medios de comunicación de todo el mundo que denostaron la idea de Chávez incluso justificaron el Golpe de Estado en Honduras,.
Ahora quiere hacer lo mismo el Presidente de Colombia y esos medios de comunicación de todo el mundo (supuestamente imparciales) no le denominan ni dictador, ni antidemocrático, ni decenas de calificativos similares y por supuesto nada de llamarlo “Chavista” mas bien “antichavista”…
¡Que extraño!, ¿verdad?
¿O será que sólo nos interesa ser pseudo demócratas cuando nos conviene?
miércoles, 2 de septiembre de 2009
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1 comentarios:
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La diferencia es que Uribe no nacionaliza empresas occidentales, es aliado de USA y su superagencia DEA, y claro hay que mantenerle en el poder no llegue un chavista y le de por joder el negocio a alguien bien relacionado.
Y que conste que a mi Chavez me parece un impresentable, pero el convertirle en archienemigo de occidente le hace más fuerte y le perpetua aún más, que es lo que quiere: ser el nuevo Fidel y morirse en la poltrona.
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