viernes, 29 de agosto de 2008

22 de agosto

El pasado viernes por culpa mía, se volvieron a encontrar dos compañeras de la infancia que llevaban sin verse casi 32 años.

Al principio no se reconocieron, yo pensaba que no se conocían de nada y las presenté. Me di cuenta que se saludaron sin mas pero con una sonrisa cómplice, picarona como si hubiera un secreto escondido entre ellas que no habían contado nunca antes a nadie o que incluso ellas desconocían lo que el destino les había preparado esa noche, esa sonrisa era inconsciente era como si su imaginación se comenzara a dar cuenta quien era cada cual.

Había un detalle que cada una conocía de sobras esa noche. Lo que sucedía es que ambas ya sabían que ese día era un día especial.

Era 22 de agosto. Y en el santoral era el día de Santa María Reina y claro era un día señalado en el calendario desde siempre, desde que se conocieron. Ya que justo un 22 de agosto fue la primera vez que se vieron las caras, por casualidades de la vida llevaban desde el año 1976 esperando a volver a verse sin saber nada de lo que había hecho la una o la otra en la vida y sin mas relación entre ellas de conocerme casualmente a mi, pero ¿por que se conocían?

La vida les había deparado haber vivido por muchos lugares y vidas distintas una de ellas en grandes ciudades Zaragoza, Madrid y de vuelta a Zaragoza, la otra en pueblos pequeños Montmesa (Huesca) o Campanet (Baleares). Una es ahora fisioterapeuta, la otra oceonagrafa.

Entonces, cuando fueron transcurriendo las horas, se planteo un jeroglífico que había que resolver, ¿Qué secreto guardaban entre ellas?

Para empezar ¿como se acordaban de cual era el día que se habían conocido? Eso fue fácil adivinarlo. Era el día de su cumpleaños, pero ¿de cual de ellas dos? También me di cuenta enseguida de la respuesta. Era el cumpleaños de las dos, pronto recapacite ambas cumplían ese día 32 años, las dos habían nacido en el año 1976 con lo cual habían nacido el mismo día y el mismo año.

Luego les pregunte donde habían nacido y las dos contestaron al unísono que en la ciudad de Zaragoza, solo faltaba preguntar en que clínica y una de ellas contesto que en una clínica privada cuyo nombre era el de una ciudad francesa y me puso a prueba.

¿Te acuerdas del rey aragonés Jaime I el Conquistador?

Fue fácil adivinar donde había nacido. La respuesta era en Montpellier (antiguamente era parte de Aragón, hoy es parte de Francia) y había conquistado Mallorca igual que lo había hecho ella, nacer en la clínica Montpellier y terminar viviendo en la isla de Mallorca

Pregunté a la otra chica que donde había nacido y me contesto con una pregunta mas fácil, en el mismo sitio que tú contesto la otra. Fácil respuesta las dos habían nacido como yo, en la Clínica Montpellier

Luego les pregunte la hora en que nacieron, Yo nací a las 21:30 dijo la que se llama igual que el primo hermano de Buda (traducido al castellano “alegría, felicidad suprema”), yo a las 23:45 respondo la que se llama igual que la Patrona de Vizcaya

¿Y como es que se habían visto solo una vez?

Estaba claro ya tenia resuelto el jeroglífico, ambas habían nacido, casi a la misma hora, el mismo día, el mismo año, en la misma ciudad y en la misma clínica.

Y mas claro resultó donde fue la primera y ultima vez que se habían visto, había sido en el nido de la clínica Montpellier junto al resto de niños recién nacidos ese día.

Lo que nunca sabre si el subconsciente de alguna de las dos llego a reconocer la voz de la otra porque seguro que más de un lloro se echarían juntas hace 32 años en el nido de la clínica Montpellier

A saber cuantos años pasan hasta que vuelvan a coincidir Ananda y Begoña, lo que si esta claro que durante muchas veces en la vida hablaran una de la otra y de su fugaz reencuentro y que siempre se acordaran de este 32 cumpleaños.
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