
La televisión aragonesa no deja de sorprenderme y el viernes pasado fue capaz de resolver uno de los mayores enigmas que circulaban por mi mente desde que tengo uso de razón. Esa noche en un reportaje, un trabajador de la empresa Cubitos de Aragón, esa empresa que reparte el hielo entre los bares de marcha zaragozanos explicaba las diferencias entre un tipo de cubitos de hielo y otros.
Hasta allí todo normal pero la diferencia radicaba en que unos cubitos de hielo eran de agua con cal de Zaragoza y los otros con agua tratada. Lo que hacían que los hielos más grandes (los hielos tratados) redujeran la resaca del día siguiente en un 30%.
Con lo cual ya lo tengo claro, el viernes aprendí dos cosas, que las resacas de los domingos en Zaragoza no los provoca el alcohol, ni los refrescos, la culpa es del agua y que en Madrid que el agua es de tan buena que parece de manantial, la culpa de la resaca no es del agua sino que allí por lo que parece la culpa es del garrafón.