martes, 24 de junio de 2008

I hate Mondays

Hoy he vuelto a escuchar a ese asqueroso aparato denominado despertador. Otro día mas, pero hoy no es un día cualquiera, es el inicio de la semana de la marmota, es decir que hasta el viernes repetiré el mismo ritual: suena el despertador, apago el despertador, me levanto, me ducho, desayuno deprisa, cojo el coche y aparezco en el trabajo, podría ser martes, miércoles, jueves o incluso viernes pero hoy es lunes y la verdad es que odio los lunes.

Luego llegas a la empresa, la gente te pregunta por el fin de semana pero en el fondo están igual de amargados que tú, odian venir a trabajar, no les importa en absoluto que has hecho o has dejado de hacer el fin de semana, lo único que quieren es que llegue ya el maldito viernes y sobretodo que tú hagas su trabajo aunque ellos se lleven el dinero.

Por más que tú pienses que les importas, a ellos les da igual lo que te ocurra, que si es tu cumpleaños, pues enhorabuena pero sobretodo trae pasteles si no les dará igual. Que si te casas, que si tienes hijos, trae pasteles, eso es lo que verdaderamente importa, los pasteles. Los compañeros de trabajo sólo son víboras alrededor tuyo, piensa que si te ven por la calle, ellos se harán los locos y no te saludaran. Su objetivo es salir de la empresa, olvidarse del manicomio donde trabajan y comportarse como personas normales no como lo que hacen ver que son en este zoo que es la empresa.

¿Pero como afrontar un lunes cualquiera en la oficina? Yo he desarrollado tres tácticas:

Una es hacer todo rápidamente para tener y mantener la mente abierta, así se te pasa más rápida la mañana y llegarás pronto al martes. Solo que de esta manera si nota la gente que haces las cosas muy rápido pueden llegar a pensar o que no tienes nada que hacer, y que lo poco que te mandan lo terminas haciendo. O pueden pensar incluso algo mucho peor y es que piensen que eres una persona muy eficiente y que deben darte mas trabajo Con lo cual con los años me di cuenta que era una táctica muy mala.

Luego con el paso del tiempo ya he desarrollado otra táctica, que es realizar aspavientos, gritos enfermizos y maldiciones diabólicas antes incluso que nadie te hable, así el resto de la gente te ve desde su sitio callados y pensando “cuanto trabajo tiene este hombre que esta estresadísimo, mejor que no me acerque…”.

Eso si, esa táctica solo sirve con los nuevos trabajadores de la empresa y con los trabajadores de ETT, ya que bastante tienen que soportar como para encima estar aguantando a un compañero así. Para el resto de trabajadores veteranos que ya tienen claro como funciona la empresa, ellos saben lo que estás haciendo: estar todo el día viendo páginas en Internet. ¿Y como es que ellos lo saben? Están haciendo lo mismo.

Aunque hay una mejor táctica que es conseguir tener una reunión todos los lunes con otros jefes de la empresa (veteranos por supuesto), en las que en teoría se habla de cosas muy importantes para la empresa, mientras el resto de trabajadores (novatos, y ETTs) hacen tu trabajo. Luego sales (supuestamente estresado) de la reunión, ya que hay que hacer muchísimas cosas y muchísimos cambios. Luego debes comentar en voz alta que este tipo de reuniones tan largas no son operativas.

En realidad en esa reunión se habla de donde has cenado el fin de semana con la VISA de la empresa, que si quieres cambiar el coche de empresa, que si usas los tickets de gasolina de la empresa para tu mujer, que si quieres un nuevo móvil de empresa ya que el tuyo lo ha roto tu hijo y contar el cabreo que tienes con el informático ya que este fin de semana no has podido usar el portátil de la empresa para piratear películas.
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