Estoy en Londres, paso por Picadilly Circus y me doy cuenta que hace exactamente 10 años que me fui a visitar esta maravillosa ciudad por primera vez. ¿Cuántas cosas de las que pensábamos que nunca iban a cambiar han cambiado? ¿Cuántas cosas de las que estábamos seguros que íbamos a superar siguen siendo las mismas? La pregunta es si nosotros seguimos siendo los mismos. Sin querer parecer muy cosmopolita creo que somos como la misma ciudad de Londres. Pasan los años y se nos va cambiando la cara, cambian nuestras preferencias, pero por debajo seguimos siendo los mismos. Está Chelsea con sus tiendas de Gucci, Prada y Dolce & Gabbana, los pisos caros, los jardines bonitos, los bares pijos – nuestra cara al exterior, guapa y fría, una máscara. Están Brixton y Enfield, nuestra cara de noche, no muy amable, a veces ligeramente peligrosa, pero sincera. Y siempre nos quedarán Hyde Park, Buckingham Palace, Leicester Square, Soho, el olor a alcohol en el metro un viernes a las 9 de la tarde, SnakeBite, música pop, fish & chips, el Támesis pasando por debajo de Tower Bridge y la eterna pregunta: How Does It Feel To Be Loved?
lunes, 16 de junio de 2008
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