Yo soy una damnificada del crimen de Fago ya que los amigos de la cuadrilla habían organizado un fin de semana de escapada rural, a una casita en un pueblo perdido de esos sin casi cobertura de telefonía móvil, un pueblo con buena panadería, olor a leña y en el que estar mas de dos días es un verdadero coñazo, pero sólo dos es como un milagro. Pues si estaba pensando en un fin de semana maravilloso a 2 horas de Zaragoza cerca del paraíso, o cerca del infierno, ahora es que nadie lo sabrá nunca.
Mi mayor problema es que no recuerdo el nombre de esa casa rural, unos dicen que era una, otros que era otra, ¿quien sabe cual era…?
Al final las 2 casas rurales del pueblo cerraron. Una la del alcalde otra la del acusado del asesinado, nunca sabré que casa había alquilado, pude ser parte de la historia y haber conocido a uno y a otro, pero la historia se adelanto como siempre en mi vida, siempre llego tarde…
Pero pensando bien de poder elegir ahora ¿a que casa hubiera ido?, ¿a quien hubiera elegido?
A ese alcalde trabajador, extraño, enfadado con medio mundo, obligando a medio pueblo a seguir las ordenanzas cual pueblo finlandés, pero para muchos un forastero, un “cheposo” es decir uno de esos findesemaneros zaragozanos que vienen los viernes y vuelven los domingos de la montaña dejando en paz a los del pueblo la mayor parte del año pero él se había quedado para todo el año y ahora encima les mandaba…
O la otra casa, la de ese hombre, también forastero, también de Zaragoza, que conoció al alcalde antes de ser alcalde, antes de tener casa en Fago, ese que era su amigo y le dijo que se fuera a vivir allí, ese guarda forestal, culto, melómano, tranquilo, con ojos claros, casi trasparentes, con sus animales, su perro, bonachón ¿a quien le haría daño? Pero había algo que no disimulaba, no le importaba decirlo él vivía solo para una cosa: el rencor al alcalde.
¿Por qué lo mato? ¿Lo mato? Él vivía sólo por el odio al alcalde, eso le hacia vivir, entonces por que eliminar tu única aspiración en la vida?
Y Ahora, ¿que sucede? En realidad los dos han muerto, uno verdaderamente asesinado, y el otro si tener mas razones para vivir…
Yo sólo se que soy una damnificada del crimen de Fago.
Mi mayor problema es que no recuerdo el nombre de esa casa rural, unos dicen que era una, otros que era otra, ¿quien sabe cual era…?
Al final las 2 casas rurales del pueblo cerraron. Una la del alcalde otra la del acusado del asesinado, nunca sabré que casa había alquilado, pude ser parte de la historia y haber conocido a uno y a otro, pero la historia se adelanto como siempre en mi vida, siempre llego tarde…
Pero pensando bien de poder elegir ahora ¿a que casa hubiera ido?, ¿a quien hubiera elegido?
A ese alcalde trabajador, extraño, enfadado con medio mundo, obligando a medio pueblo a seguir las ordenanzas cual pueblo finlandés, pero para muchos un forastero, un “cheposo” es decir uno de esos findesemaneros zaragozanos que vienen los viernes y vuelven los domingos de la montaña dejando en paz a los del pueblo la mayor parte del año pero él se había quedado para todo el año y ahora encima les mandaba…
O la otra casa, la de ese hombre, también forastero, también de Zaragoza, que conoció al alcalde antes de ser alcalde, antes de tener casa en Fago, ese que era su amigo y le dijo que se fuera a vivir allí, ese guarda forestal, culto, melómano, tranquilo, con ojos claros, casi trasparentes, con sus animales, su perro, bonachón ¿a quien le haría daño? Pero había algo que no disimulaba, no le importaba decirlo él vivía solo para una cosa: el rencor al alcalde.
¿Por qué lo mato? ¿Lo mato? Él vivía sólo por el odio al alcalde, eso le hacia vivir, entonces por que eliminar tu única aspiración en la vida?
Y Ahora, ¿que sucede? En realidad los dos han muerto, uno verdaderamente asesinado, y el otro si tener mas razones para vivir…
Yo sólo se que soy una damnificada del crimen de Fago.
