“The world is changed. I feel it in the water. I feel it in the earth. I smell it in the air. Much that once was is lost, for none now live who remember it.” Así empieza la primera película del Señor de los Anillos y el domingo 9 de noviembre hará 19 años que cayera el muro de Berlín. El 9 de noviembre es un día tremendamente importante en la historia de la nación alemana, un día que – para bien o para mal – siempre cambiaba el rumbo que tomaba este país. Estos días estoy pensando mucho en cambios, en casa siempre me cuentan que la fecha de nacimiento que habían calculado para mi era el 9 de noviembre, pero al final me adelanté 10 días, ¿será por eso que siempre me quedaré un paso atrás? No lo sé, por lo menos sería una explicación fácil y limpia.
El mundo siempre está cambiando, y a veces no necesariamente un 9 de noviembre. A veces puede ser un 28 de septiembre, un 15 de abril, un 13 de junio o cualquier otro día, lo único que nos queda es intentar aceptar los cambios que por un lado son ajenos a nuestra persona pero por otro lado nos afectan directamente y sacar lo mejor posible de las circunstancias con los que nos encontramos. A veces cuesta, si por ejemplo tienes un tumor en el brazo que amenaza tu vida y los médicos deciden amputar el brazo para salvarte, una vez hecha la operación seguramente pensarás “Ahhhhh, me han quitado el brazo.” y no “Menos mal, me han quitado el tumor.”. Cuando cayó el muro en el 1989 yo acababa de cumplir 9 años, y lo único que me interesaba era poder comer las chocolatinas capitalistas y ver series estadounidenses en la tele, pero parecía que todo el mundo estaba lleno de alegría y esperanza. Lamentablemente a largo plazo no todos tuvieron la suerte de ver como sus esperanzas se transformaron en realidades, pero es lo que hay, no todos podemos ser ganadores. Yo me adelanté 10 días a venir al mundo para cambiar la historia de mi país, así por lo menos no tendré que llevar sobre mis hombros la carga de sentirme responsable de la suerte de 80 millones de alemanas, bastante tengo con la mía. Y ahora me retrasaré 21 días en volver a tierras germanas. ¿Para siempre? Eso nunca se sabe, lo que sí se sabe es que habrá cambios. Ya han empezado y no sé a donde me llevarán, pero eso sí, hay que creer en lo imposible, y quién sabe si no será otra vez en Berlín donde se hará historia.
viernes, 7 de noviembre de 2008
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