El día 1 de noviembre ha dejado de ser el Día de Todos los Santos, ese día en el que había que sufrir atascos interminables para ir al cementerio y llevar flores a los difuntos o comer huesos de santo o panellets en el postre. Incluso a mí de pequeño me contaban que ese día era mi santo ya que tengo la desgracia de tener un nombre que no figura en el santoral. ¡Una lastima!
A día de hoy en nuestro amado país el Día de Todos los Santos se ha convertido en un día de “puente” para la mayoría de españoles, otros (los pocos) aún acuden al cementerio y mantienen las costumbres tradicionales y los mas jóvenes montan por la noche una fiesta de disfraces, que consiste en disfrazarse de personajes de películas patéticas para quinceañeros realizadas en Hollywood.
Lo mejor es, que cada vez que te disfrazas (por supuesto pasando por caja) además de hacer el ridículo, pagas derechos de autor a algún tipo que estará en esos momentos en Hawai descojonándose de las calabazas o los disfraces de Scream. Y todos esos disfraces que la gente compra en España estarán por supuesto fabricados en China (que cosas tan grandes tiene la Globalización). Otro día para el consumismo…
Y es que si tenemos que importar tradiciones de otros países, ¿no será mejor importar una tradición mucho más cercana culturalmente a las nuestras y que incluso la UNESCO la ha declarado como Patrimonio de la Humanidad? La tradición a la que me refiero es la fiesta de los muertos que se celebra en México.
Mucho mas original, bonita, freak, tétrica y divertida que cualquier película chorras de serie B norteamericana y además y esto es lo mas importante es que dura 2 días con que aparte de ser una fiesta mucho mas interesante podremos pedir que nos den otro día mas de fiesta en el trabajo.
+ info
http://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_de_Muertos
